FUENTE: Fundación Libertad.
Con motivo de los recientes e impactantes casos del “médico” y del “carnicero”, parece haberse reavivado una puja entre dos interpretaciones básicas del principio de legítima defensa o defensa propia. ¿En qué consisten y en qué se diferencian ambas posturas? ¿Cuál es la más ajustada a la ley y al Estado de Derecho?
En el caso del “médico”, la discusión parece haberse centrado en si acaso ingresó a su casa para buscar el arma con que mató al delincuente, o si el arma estaba a su alcance y simplemente la tomó en el instante en que se sintió amenazado. Por su parte, en el caso del carnicero, el foco parece estar puesto en el hecho de que tuvo que subirse a su auto y perseguir al delincuente un buen tramo para atropellarlo, así como en la disparidad de bienes en juego (el dinero del carnicero y la vida del delincuente).
Vemos así que las posturas que se perciben en la discusión mediática y social, que en alguna medida pueden relacionarse también con interpretaciones jurídicas, son fundamentalmente dos. No quiere decir que sean las únicas dos posturas posibles, pero sí que parecen ser las dos entre las cuales se han dividido las aguas de la discusión.