Fuente: Tribuna de Periodistas (TDP).
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Fuente: TDP. |
No hace falta argumentar mucho sobre que no es Massa. Aunque posee un discurso bastante tirado a la derecha para su espacio político, tiende a una variante suavizada del estatismo y está aliado con el cristinismo. Su vice es Agustín Rossi. Comparte coalición con el incendiario y extorsionador serial de Juan Grabois. Es ministro de economía de Alberto. Se apoya en el aparato kirchnerista, madre del estatismo y el autoritarismo recientes. Es decir, aunque con algo de maquillaje, Massa representa el statu quo.
Milei, por su parte, tiene un discurso fuertemente disruptivo, por momentos violento. Tanto es así que le resulta relativamente fácil captar y canalizar la bronca acumulada en el electorado. Ahora bien, expresa una explosión irracional, extremista. Su virulencia y agresividad, sus ataques desmesurados contra las personas que piensan distinto, dejan (cuanto menos) serias sospechas sobre una personalidad autoritaria. Se reconoce admirador de Donald Trump, el único presidente de Estados Unidos que intentó tumbar una elección y perpetuarse en el poder por medio de la fuerza.