jueves, 30 de noviembre de 2017

Cuando el indigenismo sirve de excusa para la violencia

El falso indigenismo de la RAM

FUENTE: Tribuna de Periodistas (TDP).

Fuente: TDP.
            Si entendemos por “indigenismo” la defensa de los derechos de los pueblos originarios, la RAM no debe ser incluida dentro de dicha categoría. Hacerlo significaría concederle un inmerecido velo de legitimidad. Los verdaderos héroes del indigenismo son los líderes aborígenes democráticos y pacíficos, que aceptan el Estado de Derecho y se rebelan todos los días, poniendo el cuerpo y dando el ejemplo, contra el clientelismo, la explotación y el abuso de poder, sin ejercerlos.
            La RAM no defiende los derechos de los pueblos originarios por varios motivos: Por un lado, la organización mencionada posee una ideología autoritaria de extrema izquierda, de corte colectivista, incompatible con la noción misma de “derecho”. Por otro lado, el extremismo de izquierda no ve a la identidad étnica o nacional como un fin en sí mismo (a diferencia del extremismo de derecha) sino como un mero medio al servicio de un objetivo mayor, que es el ataque al capitalismo, generalmente maquillado como “antiimperialismo”. Por último, la justificación del uso de la violencia por parte de la RAM deja en evidencia que no defiende derechos, sino privilegios, puesto que es inconcebible la existencia de un derecho contrario a los derechos de los demás.

jueves, 17 de agosto de 2017

Mejorar las PASO, no eliminarlas

7 motivos para no derogar las elecciones primarias


            En Argentina se ha puesto de moda cuestionar las PASO. Y, hasta cierto punto, con razón. Pues la falta de uso efectivo de ellas por parte de los partidos políticos ha llevado a verlas como una duplicación innecesaria y costosa del proceso electoral. Los más extremos han llegado incluso a plantear su inconstitucionalidad por interferir compulsivamente en las decisiones internas de los partidos políticos.
            Sin embargo, hay varias razones para pensar que lo que se debe hacer con la legislación en cuestión es perfeccionarla, no derogarla. Entre estos motivos se pueden mencionar los siguientes:

martes, 4 de abril de 2017

Espejos del fracaso del populismo de izquierda

Cuando Venezuela es Santa Cruz y Santa Cruz es Venezuela

Publicado en: Fundación Libertad.

Nicolás Maduro y Alicia Kirchner.
            Venezuela y Santa Cruz están devastadas. No podía ser de otra forma luego de muchos años de estar gobernadas por una misma ideología autoritaria de extrema izquierda que una y otra vez, a lo largo de la historia, como todo autoritarismo, demostró trágicamente su incapacidad. Esto refuerza la hipótesis de que, en lo esencial, la diferencia de resultado entre chavismo y kirchnerismo es sólo una cuestión de cantidad, explicada por el tiempo que una y otra fuerza estuvo al frente del Estado.
            El chavismo lleva gobernando Venezuela unos 18 años, y contando, desde 1999. El kirchnerismo gobernó Argentina de 2003 a 2015, unos 12 años, y con dos importantes reveses en elecciones legislativas intermedias, que lo obligaron a ponerle un freno a su proyecto autoritario. Esa es toda la diferencia.

viernes, 13 de enero de 2017

Los mitos nocivos del mal llamado garantismo

Cuando el dogma garantista vale más que el ser humano

 
Zaffaroni, padre intelectual del mal
llamado garantismo.
            Luego del fin y el descrédito definitivo de las dictaduras militares en América Latina, se generó un clima favorable a la democracia y a la limitación del poder. Sin embargo, nuestra falta de experiencia y cultura democrática hizo que en muchos casos la democracia permaneciese en el ámbito de lo formal, sin división de poderes, transparencia ni rendición de cuentas; y que la limitación del poder fuese interpretada a veces como un freno al ejercicio de la autoridad pública, en vez de como un límite a la arbitrariedad.
            En este marco, emergió y se difundió el mal llamado “garantismo”, que toma las garantías jurídicas propias de un sistema democrático, o del llamado “derecho penal liberal”, y las desnaturaliza, convirtiéndolas en fines en sí mismos. Las extrapola a tal punto que dejan de ser garantías protectoras de derechos y libertades, y pasan a ser trabas insólitas a la fuerza coercitiva y la autoridad del Estado. Esto debilita el Estado de Derecho y facilita la violencia, la criminalidad y la concentración del poder.